lunes, 3 de junio de 2013

El lenguaje otro, el mismo






Domingo 19 de Mayo de 2013




* La poesía es otro lenguaje dentro del mismo lenguaje.

* La poesía es el lenguaje mismo. O, como dijo alguien muy sabio, el mismo lenguaje es poesía.

* La poesía es un lenguaje otro, aunque no otro lenguaje.

* Hölderlin lo sabía. Y también Paul Celan. Pero no sólo ellos.

* Cualquier niño lo sabe. Cualquiera es el lenguaje.

* No hablamos otra lengua. La lengua es quien nos habla. La lengua habla por nos. En nos.

* Por lo menos, tanto como la hablamos.

* La poesía es el niño del lenguaje. Y también su madurez. (Pero no uno u otro.)

* Y hasta su sinrazón. Su loca salud.

* Surgimos desde una antigua oralidad: la bárbaramente bella y primitiva de los padres fundadores, de los originarios primitivos. El lenguaje nos crea.

* Hombres de palabra articulada, definió Homero a sus griegos. Hombres de palabra, se llamaron a sí mismos nuestros antepasados, nuestros campesinos, nuestros paisanos. Gente de pocas palabras, más bien parcos, pero que cuando hablaban lo hacían justamente por eso en un marco de silencio, que valorizaba su decir, irradiante por escaso, sin verborragia y sin grandilocuencia.

* ¿Y nos veremos sucumbir ahora junto con los cada vez más escasos jirones de una oralidad diezmada, asolada por la tecnocracia? ¿El lenguaje nos fue?

* Colonizados por el ruido, universal y ubicuo, ¿qué gran poesía podría llegar a haber, si no hay Silencio?

* El paladar es nuestro órgano. Allí la voz nos hace. La voz nos iza.

* La única voz. La voz de todo. La lengua única y múltiple, de cada uno y general, íntima y pública.

* Considero un honor haber sido capaz de advertir, hace no poco tiempo, que fue uno de los más discretos y exigentes poetas argentinos, Carlos Mastronardi, quien supo percibir con nitidez esta sincera, humildísima pero ineludible verdad: "Todo es traducible, excepto el lenguaje."

* Me ratifico entonces en lo que yo mismo había supuesto con anterioridad. Cuanto más fácilmente traducible a otra lengua distinta resulta un poema, ¿no estará demostrando palmariamente con ello una mayor carencia en relación con su propio lenguaje?

* No usamos el lenguaje. Somos lenguaje.

© LA GACETA

Rodolfo Alonso - Poeta, traductor y ensayista.





Feliz zambullida a la poesía



Martes, 28 de mayo de 2013

Rodolfo Alonso, director de la nueva colección La Gran Poesía

Feliz zambullida a la poesía

El poeta y editor habla de la Editorial Universitaria Villa María, que abre su colección con antologías de Charles Baudelaire y Dino Campana: “Tenemos las mayores ambiciones y las mayores exigencias, tanto como conciencia de nuestras limitaciones”.

La lengua de la memoria se suelta. “Parece mentira”, dice el poeta Rodolfo Alonso, director de la nueva colección La Gran Poesía, editada por Eduvim, que presenta dos antologías bilingües: Mi bella tenebrosa, de Charles Baudelaire, y Cantos órficos, de Dino Campana, el próximo miércoles en la Biblioteca Nacional, junto con Daniel Freidemberg y Cristina Banegas. “Todo empezó en México, a comienzos de mayo de 2012, y ya tenemos los dos primeros títulos”, celebra. “Yo estaba en Xalapa, presentando mis Poemas pendientes, editados por la Universidad Veracruzana, y la poesía completa de Juan Gelman.” Entonces conoció a Carlos Gazzera, director de la Editorial Universitaria Villa María (Eduvim), un sello que es como “la Eudeba del interior”. Gazzera le propuso el proyecto y el poeta no dudó. “Acepté de inmediato. ¡Si era un sueño cumplido!”, reconoce Alonso. El destino manifiesto de esta colección es “la resurrección de obras y autores tan esenciales como ninguneados, casi desaparecidos”. “Los lectores de hoy se merecen conocer a los grandes maestros de la poesía moderna y de la alta vanguardia. No acepto que la oprimente sociedad del espectáculo logre implantar aquel lúcido aserto de Discépolo en su premonitorio tango ‘Cambalache’, de 1935: ‘¡Todo es igual! ¡Nada es mejor!’.”
Alonso fue el más joven de Poesía Buenos Aires, revista de creación, reflexión y traducción. “Alrededor de los 22, Edgar Bayley me propone los ensayos de Pavese, que traduje con Hugo Gola. Después, Aldo Pellegrini me invita a traducir Pessoa, por primera vez en América latina y primera de los heterónimos en castellano. Casi a la vez, Aldo me encarga una gran antología de Ungaretti, y Lautaro, la poesía completa de Pavese. En el ’66, un joven alemán, Klaus Vervuert, se presentó en casa para que traduzcamos juntos poesía alemana de posguerra. Fuimos de los primeros con poemas de Paul Celan. Y, siempre para mi asombro, todo eso fue sólo el comienzo”, subraya el poeta, traductor y editor en diálogo con Página/12.

–¿Por qué decidió empezar la colección con Baudelaire y Dino Campana?

–Mi bella tenebrosa, antología esencial de Charles Baudelaire, porque es el padre de la poesía moderna. Y el primer “poeta maldito”, una persona excepcional. Las flores del mal o sus Pequeños poemas en prosa son dos obras maestras. Pero como crítico agudo, incluso en arte fue pionero. Y como traductor, primero en hacerlo con (Edgar Allan) Poe, ese norteamericano de quien desciende la poesía europea moderna, de Baudelaire a Mallarmé. Cantos órficos, antología del único libro homónimo que editó Dino Campana, porque es otra gran figura de alta dimensión, también poeta maldito pero mucho más aislado, menos percibido. Autor de ese solo libro, de increíble originalidad y resonancia, vivió y murió en hospicios. Y estuvo en Argentina, en La Pampa. Y le dejó huellas tan hondas que no sólo aparecen explícitas en varios poemas, sino que fueron su blasón, el lema que orientó toda su obra.

–¿Cuáles serán los títulos que se lanzarán durante este año? 

–La razón ardiente, antología esencial de Guillaume Apollinaire, otro poeta extraordinario; Dentro-de luz, casi un inédito de Miguel Hernández; y otra antología: La asesina rubia, de Emily Dickinson, en versión de Raúl Gustavo Aguirre. Seguirán Lluvia oblicua, dos tomos de poesía portuguesa del siglo XIX al XX; Airiños, airiños aires, antología de Rosalía de Castro; Poesía francesa moderna, otra versión de Aguirre; todo lo que queda de Safo de Lebos, traducida por Oscar Andrieu; Cartas sobre la Poesía, de Mallarmé; España, aparta de mí este cáliz, del gran peruano universal César Vallejo; Los textos fundamentales de la poesía moderna, de Baudelaire, Mallarmé y Rimbaud. Haré lo imposible por reeditar a Ricardo E. Molinari, ausencia escandalosa e injusta. Y la célebre antología de René Char que logró Aguirre.

–¿Qué poetas le parecen ineludibles cuando hablamos de poesía universal? 

–Imaginarse capacitado para abarcar toda la gran poesía universal, más que utopía es delirio. No sólo por sus dominios y alcances, infinitos en tiempo o espacio. Sino por nuestros condicionamientos concretos: especialistas, antólogos, críticos, traductores y hasta textos efectivamente disponibles. Aun así, tenemos las mayores ambiciones y las mayores exigencias, tanto como conciencia de nuestras limitaciones. Yo asumo el riesgo. Y la dicha de encararlo. Precisamente en la época que nos toca vivir, controlados y regidos por la tecnolatría, por el ruido universal y ubicuo, por la dictadura del mercado y la marea abrumadora de banalidad globalizada. Como predijo Baudelaire, la poesía “se hace negación de la iniquidad”.

–Algunos dicen que Eduvim es como “la Eudeba del interior”. ¿Qué opina usted?

–El catálogo más que respetable de Eduvim, sello editorial de la Universidad Nacional de Villa María, hace que se aluda a ella como “la Eudeba del interior”. O sea, una gran editorial universitaria, de amplios criterios humanistas y sin fines de lucro, con vocación de servicio y que no sólo aspira –ya lo está haciendo– a cubrir desde Córdoba el país entero, sin olvidar la capital, sino extenderse mucho más allá, sobre todo a través de redes interuniversitarias regionales. Formar parte de ese proyecto con una colección dedicada exclusivamente a La Gran Poesía es una alegría y un honor. Que asumo como un compromiso personal. Con sagrado respeto por la “gloria de la lengua”, como bien dijo Dante. Y con la máxima calidad, no sólo en su factura, sino en la forma de hacerla realmente pública, en ponerla al alcance. Como nunca debió dejar de ser.

* La Gran Poesía se presenta mañana a las 19 en la Biblioteca Nacional (Agüero 2502).
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lunes, 15 de abril de 2013

DOS POEMAS CON MALVINAS por Rodolfo Alonso






Si no hubiera sido por la atinada nota de Mario Goloboff, “Relecturas de Malvinas”, publicada precisamente el 2 de abril en un periódico argentino, algo muy hondo me hubiera seguido impidiendo hacerlo público. Porque estos dos poemas, que se me impusieron, que se escribieron solos, sin premeditación alguna, sin habérmelo propuesto, el primero casi en los comienzos del gran drama, y el último cuando esperábamos, lacerados de angustia, el ataque final de los británicos, no tienen aparentemente ninguna referencia explícita a Malvinas. Y sin embargo… Y sin embargo me siguen apabullando de dolor como en su nacimiento, cuando como ya dije se me impusieron por su cuenta.
          Incluidos al final de mi libro “Alrededores” (Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1983), estoy seguro que muy pocos lectores habrán llegado a percibir su completa dimensión, si alcanzaron a considerar las fechas en el índice cronológico que, desde un comienzo, sentí que debía incluir en todo libro. Nunca como en este caso, de pudor vergonzoso, atormentado, fue acaso para insertarlos en un contexto histórico, tan colectivo como personal.





¿BAJO LA LUZ DE QUÉ?

¿Bajo la luz de qué?
¿Bajo qué sol?
¿Bajo la voz de qué?

¿Bajo qué cielo vamos,
en qué tierra,
en el aire de qué?

¿Bajo qué pie caímos,
bajo cual?
¿A la sombra de qué?

¿Bajo qué resonamos?
¿Bajo quién?
¿A la sombra de qué?

(29-4-1982)





SONIDOS, FURIA

a Roberto Arlt

Con los cuerpos al margen, vivaqueando, sobrevivientes ya, como tantos, como uno, los lenguaraces parlotean entre hogueras. Las huellas de la cola del cometa dejarán más al sur restos humeantes, fantasmas calcinados, miembros sueltos, reales pesadillas. Mientras las especulaciones continúan.

Perdido entre adhesiones tornadizas, con la lengua trabada, ciego de mirar, confuso entre confusos, fuera de lugar, fuera de hora, y ni siquiera loco, ¿aún conservo sentido, dirección? Vida, vida, vida, qué linda que sos, vida, qué linda que sos.

Mientras las respiraciones continúen.